Fria Soledad
La vida no suele ser tan color de rosa como te la venden en las películas… bueno, nada es como en las películas… el celuloide aguanta tanto como el papel, sin importar los milímetros… me parece que estoy algo nostálgica… tanto que hasta he dejado de escribir… malo, escribir era un buen ejercicio…
La cosa es que me siento abrumada por la vida… y completamente sola… ni siquiera mi intento de buscarme un “amigo sexual” sirvió de algo: creo que ya no tengo el efecto que tenía en Cara de Sapo cuando éramos pololos… se supone que su calidad de amante implicaba el visitarme cuando yo lo necesitara y ni eso se cumple. Digo, el único amante que tuve nunca fue Cristóbal y él corría ante el más mínimo aviso mío de existencia… de echo, se quejaba de que mis llamadas eran demasiado distantes…
Necesito tiempo para mí, tiempo para meditar lejos de todos. Este fin de semana viviremos el mensaje de Silo, con los humanistas. Se supone que viajaba a Santiago (todo es virtual, porque los humanistas utilizan muy bien las nuevas tecnologías), pero la falta de tiempo y dinero me hicieron viajar mejor a Calama: menos plata y sólo un día, no la semana que requiero para ir a la capital.
Supongo que me hará bien ir. Angelito quiere viajar también, aunque ella no es humanista. Me parece que también le servirá eso de autoanalizarse un poco… Pedro Luis viene y confirmó nuestra presencia a Calama. Supongo que también me hará bien estar con él un poco antes de que se vaya a La Serena por un mes… o quizás más… me hará falta, como siempre, su especial forma de hacerme volver al mundo y de darme alas para convertirme en cosas que a veces no sabía que podía ser…
Estuve hablando con Albertín… él está lejos de la agrupación de VIH y creo que le molesta… herir susceptibilidades es complejo. Dice que nadie le ha dado el valor que él se merece. Me pregunto cómo medimos la forma de valorar a las personas cuando a nuestros ojos le entregamos más de lo que recibimos de ellos. Albertín dice que no fue valorado y yo me pregunto en que momento se le valoró menos que a mí, por ejemplo. Ambos fuimos enviados a Santiago a cursos… todo depende del prisma con que se mira… todo depende de la forma en que aprovechamos las oportunidades…
Me pregunto cuando será el momento en que yo deje de clasificar a las personas de acuerdo a mi escala valórica personal. Alguno de mis amigos MIR dicen que eso es ser selectiva… me pregunto quien me dio el derecho de ser selectiva… el caso es que últimamente he medido a muchos con la vara de lo que me parece lógico, correcto, ético… y muy pocos quedaron bien parados… creo que ni siquiera yo lo hice, aunque traté con mucho esfuerzo… ¿será este mundo el que decae o seré yo la que se ha vuelto demasiado vieja para este viaje?
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