abril 27, 2005

Tropezar de nuevo

¿Se acuerdan de esa canción del “tropecé de nuevo y con la misma piedra? Así ando yo por estos días. Creo que luego de despotricar y eliminar de mi discurso a algunas personas, tendré que incluirlos otra vez en virtud de algunos equívocos.

Por eso es que defenderé hasta la muerte la necesidad de negociar y conversar todo en todos los aspectos de la vida. Cuando somos capaces de conversar abandonando nuestros orgullos en pro del mutuo entendimiento, la vida se hace más fácil y una no se mete en los tetes que anda ahora metida…

Me explico. Me encontré el sábado con Cara de Sapo en su trabajo. Nos saludamos, conversamos un poco mientras mi mamá pedía una cotización (yo andaba acompañándola a ella) y en el típico beso de despedida en la mejilla, como que me dio una rosquillita en la guata… ganas de revivir algunas “actividades” en las que nos llevábamos muy bien, aunque en la convivencia diaria nos lleváramos pésimo. Así que ese día lo llamé en la noche para invitarlo a salir. Digo, luego de la negativa del brasileño, creo que nada tenía que perder con nadie, así que abandoné mi orgullo y llamé.

No estaba… y no estuvo ni el domingo, ni el lunes a la hora de almuerzo… recién el lunes en la noche lo encontré y quedamos de juntarnos el martes… en fin, todo bien, cero complicaciones internas, ningún cuestionamiento. La idea de tener uno de esos “amigos sexuales” de los que se leen en las columnas de los diarios me sonaba perfecta.

Pero luego y a mi se me ocurre pasar por al frente del restaurante del brasileño, unas dos horas antes de mi cita. Tenía reunión el la sede del PC y como está a una cuadra, estaba en el camino. Dada la hora (como las 8, y ellos abren a las 9:30) no pensé que lo encontraría, así que obvie mi rutina de mejor irme por la cuadra de en frente.

Mala decisión. Él me vio por la ventana y salió a hablarme. Sólo para preguntarme porqué no lo llamé para salir, que me estuvo esperando todo el día, y toda la semana… Upsss, creo que hacer llamadas bajo los efectos del vino tinto y azuzada por Pedro Luis tiene sus desventajas: recordar sólo el 33% de la conversación y dar por sentado que él llamaba para salir y que no era yo…

Así que en un segundo entendí que, luego de despotricar y sentir que me había plantado, fui yo la que lo dejó plantado a él toda una semana. Y luego me preguntó por qué el pobre piensa que yo no tengo interés… Lo peor es que esa breve conversación (fue brevísima, yo me morí de vergüenza y me fui rápido excusándome en mi reunión) me dejó totalmente desestabilizada. Y todavía me quedaba mi cita de esa noche…

¡Que rabia! Yo que tenía todo planeado, todo tranquilo. Ahora me daba peso de conciencia tener un “amigo sexual” cuando tengo a otro esperando mi dulce vocecita por teléfono… y lo peor, que ese que espera tiene algo, no sé qué es, algo que me impide dejar el tema ahí. Será perno, se pondrá tonto en mi presencia, me dio la espalda después de (no hay nada que deteste más), me invisibiliza cuando lo voy a ver al restaurante. Pero así y todo, creo que me gusta un poco… o quizás algo más que un poco… lo suficiente para superar nuevamente mi miedo y llamarlo… supongo que es lo menos, en vista de que fui yo la que lo plantó…


Mía