abril 24, 2005

Soledad, buena compañía

Estuve en cama todo el fin de semana. Bueno, algo así. El viernes, luego del gym y tras hacer almuerzo, me acosté porque me sentía pésimo. Angelito y K llegaron de noche a verme. Angelito se quedó y me hizo cariño en el pelo, porque yo me sentía muy mal.

El sábado fue igual. Me sentía pésimo, pero así y todo me levanté a acompañar a mamá al centro. Salida muy corta y de vuelta a la cama, porque más que tener un resfrío corporal tenía uno espiritual.

Así que he intentado estar lo más sola posible todo el fin de semana. Haciendo cosas de persona sola. Algunas manualidades para la agrupación de VIH, revisando los proyectos en el computador, algunos trabajos cortos de mi mamá para sus niños (es profesora y le ayudo con el material de apresto). Muy poco contacto con la tribu. Mucho contacto conmigo misma. Extrañando a Pedro Luis que llamó el viernes por la tarde y me puso al tanto de lo que ocurre con el PH y el Movimiento Humanista en Santiago.

Supongo que me hace falta un viaje. Creo que tendré la excusa perfecta con lo del Mensaje de Silo este 7 de mayo. Tengo que estar de vuelta antes del 9 por lo del proyecto de VIH, pero me parece que puedo hacerlo. Lejanía y tiempo. Dejar que el tiempo hable por todos. Descubrir que sigo siendo más amiga de mis amigos, como siempre. Entender qué pasa con esta tribu, si todavía me gusta ser parte de ella o si ya es tiempo de dar un paso al lado y ver que ocurre, dejar que la vida siga su rumbo y buscar entrar en otro caudal o ver los caudales cruzar frente a los ojos por un tiempo prudente.


Siempre he sido un alma errante. Me autodefino como eso, como un alma errante. No tengo la capacidad de asentarme eternamente en un lugar, aunque de un tiempo a esta parte los períodos de sedentarismo suelen ser cada vez más largos. Me pasa justo ahora que necesito viajar, necesito ese vacío que me deja el estar lejos de este mar mío y la emoción al verlo aparecer por alguna de las quebradas de la bajada de La Negra. Me pasa que parte de mi quiere cosas que hablan de estabilidad, pero otra parte sólo quiere saber que no es parte de nada. Siempre me gustó sentirme parte de nada, saberme sola. No importa cuanto me queje de esa soledad, sé bien que siempre ha sido el mejor de los estados en mi vida. Nunca saqué nada bueno estando en compañía, siempre obtuve buenas cosas estando sola.

Mía