junio 04, 2009

Ayyyyyyyyyyyyyyyyyy.... la tentación...

Una de mis anteriores notas, la del Amor Platónico, ha provocado una seguidilla de comentarios virtuales de mis primas y mis hermanas... es que lo platónico es super entretenido, cuando es platónico.

Pero, ¿qué pasa cuando lo platónico traspasa el humbral y se vuelve una tentación? Estamos inmersos en un mundo de tentaciones. Porque una cosa es mirar a Wolverine en la pantalla grande y pelar cables con él (¿No concuerdan conmigo en que la escena de él en la montaña es realmente asombrosa?), pero otra muy diferente es que Wolverine trabajara contigo y te diera miraditas cómplices todos los días. Ahí se vuelve tentación...

Y una que es en escencia infiel (lo reconosco), debe luchar con los múltiples wolverines que se le presentan a lo largo de la vida... Es que una, en su constante afán por alcanzar el crecimiento personal, aprendió eso de ser fiel, no a las personas, sino a una misma... eso de ser consecuente... digo: si decidí emparejarme, soy fiel a esa decisión, y no ando por ahí probando otras cosas... por más que me tienten...

Claro que mi vida hoy está muy fome, porque no hay ninguna tentación a la vista. Ninguna incitación verdadera, salvo el chocolate... aunque historias sabrosas de tentaciones pasadas tengo a montones... ay, pucha, me acaba de dar un ataque de "amnesia temporal voluntaria" y no me acuerdo de nada... como le dice mi sobrina Carol a mi concubino: "tío, si usted es el único pololo que la tía ha tenido"...