marzo 09, 2009

Días y celebraciones...

El 8 de marzo es el Día Internacional de la Mujer. Se conmemora la muerte de muchas mujers (varios cientos) en un incendio en una planta textil en Estados Unidos. Dónde más podría ser sino en la cuna de los derechos civiles, lugar donde menos se respetan estos últimos. Pero no es de eso de lo que quiero hablar.

Es 8 de marzo y se trata de una conmemoración. O sea, recordar a esas mujeres, esos nombres olvidados en la historia y convertidos en una muchedumbre asesinada en pos de un ideal. Pero por alguna razón, terminamos en un acto con entradas entregadas previamente en una repartición pública, con nada menos que Santos Chavez cantando baladas bien cebolla a un montón de señoras que gritan extasiadas con los acordes del playback.

No es que no me gsute Santos Chavez, es que me imagino a esas cientos de mujeres practicamente quemadas vivas para que sus hijos d¡no fueran explotados por la industria y su imagen no me cuandra con la de la señora que grita por Santos Chavez. En ese acto no hay mucho de conmemoración.

Un poco más hubo en el acto del día anterior (es que por estos días, los actos del Día de la mujer abundan por cada rincón de Antofagasta, si una se los topa en las esquinas, cuando amables manifestantes le regalana a una flores o banderitas con la cara de Gladys Marín). El Acto de la Corporación Cultural de Antofagasta tienen muchas menos mujeres, pero más clase, más garbo... Y mucho más feminismo de por medio.

Así como antes creí en las hadas, puedo asegurar a pies juntillas que NO CREO EN EL FEMINISMO. Lo digo con letras grandes. Por la misma razón que no creo en el Comunismo y si creo en el Humanismo: es que la igualdad no existe y las diferencia en realidad, son tan hermosas. Cómo no va a ser hermosa la diversiadad, ese mundo lleno de colores que descubre el hombre al crearse la luz, como en la canción de "Érase una vez el hombre".

Eso es lo que no me gusta de los actos del día de la mujer. Ese "hecho por ujeres, para mujeres" como si los hombres tuviesen lepra y fuesen los culpables de todos los problemas del mundo. Oye, contribuimos todos a la sociedad como la conocemos, hombres y mujeres. O es que acaso el golpeador no tuvo mamá, una que validó la violencia en la vida de ese niño-hombre de tal forma que hoy es un valuarte al femicidio. Si sé que el círculo de la violencia es complejo, pero no por eso sigue siendo validado por muchas de nosotras.

Me disgusta esto de que nos tengan que dar cosas sólo por ser mujeres. Nuestro género no significa que seamos mejores sólo por tener senos y vagina... o útero y trompas, para los más delicados. En el trabajo, por ejemplo, concuerdo con eso de que deberíamos ganar lo mismo pr la misma pega. Ninguna discusión al respecto. Pero eso de que no sigamos trabajando al llegar a casa. A no, eso es pura culpa de nosotras. Yo, por ejemplo, tengo un feliz concubinato, basado en la distribución equitativa de las tareas del hogar. Eso quiere decir que cada uno hace su aporte en todo orden de cosas: monetario (ambos trabajamos) y doméstico. Digo, proque mi hija tienen padre y madre, y por lo mismo, no debo ser sólo yo quien la cuide, la mude y la eduque. Así mismo, los dos dormimos en la misma cama, así que ambos tenemos la obligación de hacerla si queremos dormir cómodos, ambos ensuciamos roipa, así que si cada uno no lava la suya cuando te toque ir a trabajar, no tendrás nada-... y así sucesivamente.

Y eso que mi concubino tienen mucho de machista. Pero en la práctica, el machismo no existe, porque cuando la vida es en realidad de a dos y quieres que así continue siendo, no te queda más que agachar el moño en muchas cosas o el otro se te va... y yo soy muy frágil para irme... muy sensible... me ofendo con mucha facilidad y cuando me enojo, no me importa nada, ni siquiera el amorque siento, porque como no le tengo miedo ni al sufrimiento ni a la soledad, a veces logro tener una posición cómo en la negociación.

Pero en la pareja, como en la vida, todas las negociaciones tienen que dar y recibir. Yo doy y recibo, aguanto y me aguantan muchísimo. Ambos somos, ante todo, monumentos a la paciencia, dignos de adminración. Porque a ambos hay que soportarnos muchas cosas. Pero para nosotros funciona bien así.

Trasladándome nuevamente al incómodo asiento en el Teatro Municipal el sábado previo al Día de la Mujer, me vuelvo a preguntar porqué tanta mala onda contra los hombres. Las manifestaciones de "feminismo extremo" abundan en las presentaciones, así como las alusiones a esas mujeres aguerridas, fuertes, cimientos de la sociedad, capaces de enfrentar el dolor, amantes madres y esposas. Chucha que quedamos mal paradas, porque si somos cimiento de una socieadd que explota a los trabajadores, que violenta a hombres, mujeres y niños con descaro, que no respeta ni la vida ni el ser humanos, como se nota que al parecer hemos hecho un pésimo trabajo.

Por eso digo que deberíamos ahcernos responsables de nuestros actos. Mis hijas no serán feministas. Pero te aseguro que no serán machistas. No andarán peleando por la vida, pero te aseguro que no permitirán que nadie ejerza violencia contra ellas... o contra sus cercanos... o cerca de ellas... No sé si serán de derecha, de izquierda o librepensadoras, católicas, protestantes, ateas o musulmanas. Pero sé que apreciarán al ser humano como valor universal y buscarán que todos los hombres y mujeres sean tratados con dignidad y justicias, desde donde estén.

Y ante todo, serán diversas. Amaran lo diverso. Amaran los colores y serán libres, tan libres como quieran serlo....