octubre 18, 2006

Adios Temistocles

Quiero despedirme. Decirte que veo tus rastros en mis manos y una lágrima las mira desde mis ojos.

Suopngo que estabas demasiado loco para seguir con nosotros. Supongo que tus actitudes de felino con prblemas de personalidad te jugaron una mala pasada. Supongo que me falló el instinto y no me percaté de tu ausencia hasta que fue demasiado tarde.
Temistocles, con tu nombre extraño y tus costumbres de perro, aunque fueras gato. No sé si alguien más en esta casa te extrañará como yo. No sé si alguien logrará entender el porqué de mi ataque de llanto por tí. Es que me acompañaste muy bien en lo que han sido quizás los nueve mejores meses de mi vida.
Llegaste sin invitación y te fuiste de la misma forma. Porque nadie invitó a la muerte para que te pasara a buscar. Y, al menos a mí, me regalaste risas de esas que vienen del fondo del alma... No sé bien cuando se me quitará la pena, cuando dejaré de sentir tu peso a los pies de la cama por las noches, aunque no estés ahí. No sé cuando dejaré de verte entrar en la cocina por el rabillo del ojo.
Una de tus últimas fotos. Quiero recordarte así
y no enterrado en el jarín que tanto te gustaba
No creo que la llegada de otro gato sea la solución a tu ausencia.
Sé que las circunstancias me obligan a tener otro gato, pero no serás tú escondido debajo de la silla esperando para morderme las piernas, no serás tú abriendo la puerta del baño para meterse a la ducha conmigo, no serás tú usando mi brazo de almohada para dormir la siesta.
Quizás sea que estoy demasiado sola que me aferro tanto a mis mascotas. Pero no estoy sola, ni me siento sola. Quizás sea sólo que tanto amor aquí dentro alcanza demasiado para un gato. O es que fuiste un gato especial que me tocó el alma.
Muchas dirán que soy excesivamente exagerada, que "rallo la papa" con el tema. Pero se trata sólo de entender que hoy por hoy resulta más humano un gato que los humanos mismos. Los animales regalan alegrías gratuitamente, las personas las cambian por algo. Sea por demostraciones de cariño u otros razgos de reciprocidad.
Rodrigo dice que "moriste en tu ley" por creer que los perros te respetaban. Yo digo que hasta justo antes de ponerte tierra encima, allá en el jardín, tenía la esperanza de que te levantaras y maullaras una vez más... pero los imposibles son eso, imposibles.
Una planta está hoy sobre ti, para que tu muerte haga vida. Tu plato sigue donde mismo, con la misma cantidad de comida que dejaste la noche de tu huida nefasta. Un nuevo felino lo ocupará, mientras tu olor todavía sigue a los pies de la cama y mi pena no se quita de este pecho mío.
Mía

2 Comments:

Blogger Irarrazabal said...

Que doloroso...

Es historia conocida para mi. veo que muchas situaciones son coincidentes...

Mi gorda amiga, llegó sin que la llamaran, nunca le puse nombre porque pensé que se iría cuando fuese más fuerte, me acompañaba al auto y me esperaba cuando llegaba... Cuando murió, lo hizo en el momento menos oportuno y mi llanto fue mar en su tumba.

Ahora de ella nacen flores multicolores, de seguro es un signo de que no se ha ido totalmente, de que no me ha abandonado y me sigue acompañando, esta vez mientras tomo mi desayuno y cuando ceno.

Saludos y fuerza.

PD, yo soy su lector, no diga que no tiene.

4:37 a.m.  
Anonymous Anónimo said...

Llegué de casualidad, buscando una canción con una frase determinada. Leí lo de tu amigo gato, que pena... Puede que tengas mucho amor para dar, puede que exageres, pero también puede que Temistocles resultó ser tu compañero, un buen compañero, y a los compañeros de ruta se los extraña.

Sigo leyendo tu blog de vez en cuando, me los guardo en los FF.

Realidad Azul

3:56 p.m.  

Publicar un comentario

<< Home