agosto 09, 2006

De celulares, palabras y otras cosas...

Acabo de recibir un mail donde nos piden que el 15 y 16 de agosto mantengamos los celulares apagados a modo de protesta por las altas tarifas... me parece una excelente idea que podría tener buenos resultados si todos cumpliéramos con la promesa de apagarlo.

El poder de la masa radica en eso, en la cantidad. Los estudiantes secundarios nos lo demostraron y ahora vuelven a las andadas, con un grupo mucho menor, pero más destructivo que el original. Algo de actualidad nacional... Si todos comprendiésemos el poder de las reacciones en masa, la vida sería bastante más justa...

Sin embargo, el problema radica en que, para reaccionar en masa es necesario tener confianza y responder correctamente a la confianza que otros tienen en ti... y eso, en nuestra sociedad posmoderna, es imposible.

Discutía hace algunas semanas con el presidente de la agrupación de VIH donde trabajo como voluntaria sobre la forma de actuar. Siempre he considerado que uno debe intentar al máximo ser correcto en la vida y sin importar cuantas veces te fallen, siempre es bueno dar más oportunidades. En el caso de la organización en cuestión, la cosa es que no importa que los demás sean algo sucios para trabajar, mi posición es que nosotros debemos ser limpios y eso nos dará buenos resultados.

Pedro, por su parte, me decía que no, que lo único que importaba era asegurarnos nosotros y si por hacerlo nos cagábamos al resto, no importaba… le contesté que no estaba dispuesta a trabajar en un grupo con ese accionar, porque yo necesito ir por la vida con la frente en alto… preferiría irme, a pesar de que siento que gracias a eso hago un aporte importante a esta sociedad.

Las confianzas. Que importante resulta y que difícil es volver a establecer relaciones con las personas cuando las confianzas se rompen. Como esa amiga de mi amigo Marco que le pidió plata prestada… pasaron tres años y nunca se pronunció con la devolución… encima de todo le pedía a él que la acompañara y se compraba ropa y zapatos y accesorios… en fin, de todo… y mientras más gastaba ella, él más pensaba lo lindo que sería que ella se pronunciara con la deuda sin que él tuviese que cobrarla, porque le carga cobrar... y el día que él le cobró, la muy descarada se enojó porque cómo era posible que él le cobrara…

Algunas personas son así, asumen que lo que originalmente fue una manifestación de cariño o de deferencia, al ser repetida un par de veces se transforma en obligación. Y lograr que dejen de abusar cuando uno intrínsecamente es buena persona, es todo un desafío…

Como esa amiga de mi hermana a quién ella le ofreció la casa de mi mamá para que se viniera a estudiar a Antofagasta, en una manifestación de completo altruismo, porque ella era muy pobre y necesitaba ayuda (después uno se va enterando que el tema de la pobreza es bastante relativo). “El primer año”, le dijo, “y luego tú buscas donde estás… si sabes hacerlo bien, para entonces ya vas a tener una pega part time…” pero ella asumió que era nuestra obligación y después de casi tres años y mucho agua debajo del puente, logramos sacarla con grúa de la casa… no ponía ni uno, porque era pobre y no tenía donde ir... cada vez que mi mamá le pedía la pieza, ella contestaba que qué voy a hacer, porque ni en la universidad me he podido conseguir una pieza en el internado, y aunque la tuviera, no tengo plata para pagar lo que cobran... pero todos los meses se compraba ropa nueva, usaba cremas de esas que un frasco chico te cuesta como 15 lucas y carreteaba como mala de la cabeza... o sea, su nivel de gastos era bastante más alto que el mío, a expensas, por supuesto, de mi madre y de mi personita... si hasta reclamaba porque no teníamos agua caliente y cortamos el cable… el descaro mismo…

Uses pero no abuses, dice Angelique… y yo le encuentro toda la razón… el problema está en el límite del uso y del abuso: lo que para mi ya es abuso, para otros puede ser uso o manifestaciones de buena fe o amistad… pero los amigos son pocos… en mis 30 años de vida he tenido tan pocos que los cuento con los dedos de una mano… y me sobra casi la mitad… y eso que Rodrigo está contado entre los amigos, esos incondicionales con los que uno puede contar y que nunca te dicen que tiene otro compromiso o que están cansados cuando te ven mal… o simplemente cuando ven que vas a almorzar sólo y no hay nada peor que comer sin compañía…
Mía

1 Comments:

Blogger FORLACK said...

Hola!

Volviendo a viejas costumbres... es bueno eso sí.

Bastante disperso tu posteo eso sí.. Partes hablando de la importancia de la reacción en masa y terminas criticando el abuso de ciertas personas en cuanto a confianza se refiere.

Tal como bien dices, ambas están relacionadas... sin embargo creo que el cuento primero, de la reacción, va también afectada por cuento de credibilidad. El saber si el obrar de una manera determinada te traerá beneficios personales. Algo hasta egoísta por decirlo de alguna forma.

Tengo poco tiempo ahora, así que no podré terminar una idea.

Bienvenida a nuestra vida virtual.

4:08 p.m.  

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