Nada que decir
Estoy hablándole al silencio cibernético. Una vez, no recuerdo cuando, alguien me preguntó: ¿si grito y nadie me escucha, grité realmente? Preguntas existenciales de esas filosóficas, como "cogito ergo sumo", la estructura, el ser y luego existir... o mejor, pensar y luego ser, como traduciría literalmente un judío que dictó una charla a la que una vez asistí...
El caso es que escribo a la nada digital, el voraz animal que navega en la red, porque nadie leerá lo que escriba... Mi amigo Eduardo I. tiene uno de esos blogs de moda al que todos leen. Siempre me pregunté como lo hacían para que todos los leyeran... en lo personal, ya ni sé si quiero que alguien me lea divagando sobre la existencia virtual o la inexistencia del que alguien sepa o no que alguna vez dijiste algo... no somos nada, diría el doliente en mitad del funeral, de esos donde las lloronas son un zumbidito molesto y pagado, y el olor a flores parece teñir de violáceo todo el ambiente.
No somos nada ni existimos si nadie lee lo que acabamos de escribir. Todo lo perdimos si no existimos, no existimos si no pensamos... es más, hoy por hoy no importa ya si piensas, importa sólo que el mundo sepa que pensaste alguna vez... la necesidad de aprobación... la alienación de nuestras individualidades... la nada... el voraz animal que navega en la red...
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