diciembre 07, 2013

Algo más de mí

Y pienso, que algo no debe andar muy bien dentro de mi cabeza, porque los miro ahí, los tres, jugando felices, riendo, contentos, en una tarde de sábado, y son bellos. Tengo una bellísima familia y, sin embargo, hay momentos en que eso no basta.

¿Soy egoísta por eso? Quisiera sentir que ellos pueden llenar todo el universo, pero no es suficiente. Miro por mi ventana y veo un mundo entero que quiero tomar con mis manos, hacer mil cosas por mi misma, un camino recorrido en solitario, una vida en paralelo, donde esos tres maravillosos seres quedan ocultos. 

Es extraño esto de las dimensiones de las personas. Insertos en una sociedad que nos otorga roles y estereotipos, afirmar abiertamente que mis hijos no son el motor que me guía es casi como ofender a la sociedad misma. Pero es así. Mis motivaciones consisten, precisamente, en lograr trascendencia no a través de ellos, sino por mis acciones propias, que no sean ellos mi legado al mundo. Eso es una carga muy complicada para los hijos. Muchos de nuestros padres terminan viviendo sus vidas a través de nosotros, tratando de inspirar en nosotros aquellas cosas que ellos no pudieron hacer. Eso es parte de lo que no quiero. 

No creo que sea malo afirmar que quiero para mi vida más que ser la madre de alguien, la hija de alguien, la esposa de alguien. Hay muchas mujeres que son felices con ese rol y yo admiro de sobremanera su entrega, principalmente porque yo soy incapás de hacerlo. No me basta
Pero los miro ahí, mis dos hijos sonriendo a su padre, y el peso de tantos años oyendo lugares comunes como "todas las mujeres tienen instinto maternal" me cae en los hombros. Y quiero gritar que no, que no es lo mío ser sólo esposa, que no es lo mío ser sólo madre, que soy feliz cuando trabajo y alguien reconoce en mí capacidades que ni yo misma conocía, cuando alguien ve a través de mis ojos y encuentra a esa mujer compleja, diversa y maravillosa que soy.